Pintura: Leonardo da Vinci
Leonardo di ser Piero da Vinci, mejor conocido como Leonardo da Vinci, es conocido como el homo universalis, el sabio renacentista, el artista versado en todos los ámbitos del conocimiento humano. No solo era artista, también fue una inminencia, en aerodinámica, cocina, hidráulica, anatomía, poesía y botánica. y, por supuesto, por su pintura, escultura y arquitectura. Sus investigaciones científicas fueron minusvaloradas y olvidadas en gran medida por sus contemporáneos, en cambio, su producción pictórica fue reconocida de inmediato como la de un maestro capaz de materializar el ideal de la belleza en obras de turbadora sugestión y delicada poesía. Forma parte, junto con Miguel Ángel y Rafael, de la santísima trinidad del arte renacentista.
Leonardo da Vinci
Leonardo nació el 15 de abril de 1452 en la villa toscana de Vinci, una localidad de Florencia (Italia). Fue hijo natural de una campesina, Caterina di Meo Lippi (que se casó poco después con un artesano de la región y tendría cinco hijos con él) y un rico notario florentino, Ser Piero Fruosini di Antonio, su padre se casó hasta cuatro veces y tuvo 11 hijos reconocidos. Sin embargo, Leonardo no fue uno de ellos.
Su enorme curiosidad se desató tempranamente en su infancia, desde esos tiempos dibujaba animales mitológicos de su propia invención, inspirados en la profunda observación del entorno en el que creció. Su primer biógrafo, Giorgio Vasari, relata como una vez el joven Leonardo había creado un escudo de Medusas con dragones que aterrorizó a su padre cuando lo encontró por sorpresa.
La educación de Da Vinci se dio en el municipio florentino de Vinci. Allí aprendió los conocimientos básicos de la literatura, escritura y aritmética. Sin embargo, muchos creen que Leonardo era un iletrado.
Consciente del talento de su hijo, su padre le permitió ingresar al taller de Andrea del Verrocchio con tan solo 15 años de edad, donde sus habilidades florecieron e incluso intimidaron a su mentor.
Andrea del Verrocchio
Orfebre, herrero, escultor y pintor, Verrocchio trabajó para la familia Medici. En su taller, Leonardo aprendió desde las técnicas de sus dibujos y pinturas hasta la base de la química, pasando por las técnicas de grabado y de escultura. Durante su etapa de aprendiz con Verrocchio no se sabe con exactitud qué obra podría atribuírsele a Leonardo. Según Vasari, durante esta época, da Vinci colaboró con su maestro en la pintura de Bautismo de Cristo, la leyenda atribuye a Leonardo los ángeles que aparecen en la obra, contrastando con la rudeza del Bautista.
Bautismo de Cristo
Junto al taller de Verrocchio, se encontraba también el de Antonio Pollauiolo con quien aprendió sus primeras nociones acerca de la anatomía y, quizá, se inició también en los estudios del conocimiento del latín y griego.
Joven agraciado y vigoroso, Leonardo había heredado la fuerza física de la estirpe de su padre. Después de los seis años que pasó como aprendiz, Leonardo montó su primer taller en Florencia. En esta época pintó su primer cuadro: Virgen del Clavel (1476). Tras colaborar con su maestro, aun siendo su aprendiz, da Vinci se convirtió en un pintor independiente alrededor de 1478.
A los 24 años, Leonardo era acusado de "sodomía". Leonardo era homosexual, y aunque en la época era bastante habitual, quedaría marcado socialmente. Aún así, en el cinquecento ya era uno de los mayores maestros de Italia. Arte y Cienci eran su mundo.
Virgen del Clavel
En 1482, Leonardo da Vinci abandonó Florencia y se asentó en Milán. Luego de instalarse se presentó y se vendió a sí mismo ante Ludovico Sforza, duque de Milán, como ingeniero militar. Pasó 17 años bajo su corte, los que se convirtieron en los años má productivos de da Vinci. En la ciudad, da Vinci comenzó a desarrollar muchos de sus inventos de guerra.
En 1490 abrió una escuela en la ciudad lombarda en la que enseñaba todos sus conocimientos y mostraba sus investigaciones. Este mismo año data el Hombre de Vitruvio, el famoso dibujo con el que Leonardo explicaba las proporciones ideales del cuerpo humano.
Hombre de Vitruvio
En 1494, el convento dominico de Santa Maria dalle Grazie encargó a da Vinci la pintura de un fresco en una de sus estancias. Este mural de más de cuatro metros de largo y 8 de ancho, no es otro que la famosa Última Cena, que culminó en 1498, sobre la que tanto se ha especulado alrededor de la Historia.
Un año más tarde las tropas francesas conquistaron Milán y el poder de Ludovico Sforza cayó. Leonardo huyó de la ciudad junto con su amigo, el matemático y fraile franciscano Luca Pacioli y, tras una breve estancia en Mantua, en casa de su admiradora la marquesa Isabel del Este, llegó a Venecia. Acosada por los turcos, que ya dominaban la costa dálmata y amenazaban con tomar le Friuli, la Signora de Venecia contrató a Leonardo como ingeniero militar. Su tarea fue la de crear sistemas defensivos para proteger la ciudad de los canales de los ataques de los turcos.
La Última Cena
En 1503, Leonardo volvió a Florencia, que por entonces se encontraba en una guerra con Pisa, y concibió allí su genial proyecto de desviar el río Arno por detrás de la ciudad enemiga para cercarla, contemplado además la construcción de un canal como vía navegable que comunicase a Florencia con el mar. El proyecto solo se concretó en los extraordinarios mapas del autor.
Pero Leonardo ya era reconocido en Italia como un genio. Sus habilidades y su polimatía eran célebres en el país de la bota. Multitud de encargos llegaron durante esos año, aunque muchos quedaron solo como bocetos, como lo es La Batalla de Anghiari.
La Batalla de Anghiari
En 1501 había trazado un boceto de su Santa Ana, La Virgen y El Niño, que trasladaría la lienzo a finales de la década. En 1503 recibió un encargo de pintar un gran mural en el gran palacio viejo; la nobleza florentina quería inmortalizar algunas escnas históricas de su gloria.
Santa Ana, La Virgen y El Niño
Sin embargo, la cumbre de esta etapa florentina (y una de las pocas obras acabadas de Leonardo) fue el retrato de Mona (abreviatura de Madonna) Lisa Gherardini, esposa de Francesco del Giocondo, razón por la que es conocida por La Mona Lisa o La Gioconda. Obra famosa desde el momento de su creación, se convirtió en modelo de retrato y casi nadie escaparía de su influjo en el mundo de la pintura. Como cuadro y como personaje, la mítica Gioconda ha inspirado infinidad de libros y leyendas, y hasta una ópera: pero es poco lo que se conoce a ciencia cierta. Ni siquiera se sabe quién encargó el cuadro, que Leonardo llevaría consigo en su continua peregrinación vital hasta sus últimos años en Francia, donde lo vendió al rey Francisco I por cuatro mil piezas de oro.
La Gioconda
Leonardo dejó Italia definitivamente para pasar sus últimos años en el palacio de Cloux, donde sería nombrado como "primer pintor, arquitecto y mecánico del rey". El gran respeto que le tenía Francisco I de Francia hizo que Leonardo pasase sus últimos años como un miembro de la nobleza que como un empleado de la casa real.
A partir de 1517 su salud empezó a desmejorar. Su brazo derecho quedó paralizado, pero con su incansable mano izquierda y con la ayuda de Melzi, su nuevo mejor amigo y aprendiz hasta su muerte, Leonardo continúo haciendo bocetos de proyectos urbanísticos, de drenajes de ríos y hasta decorados para las fiestas palaciegas. Su casa en Ambroise terminó convertida en una especie de museo, repleta de papeles y apuntes que contenían las ideas de este hombre excepcional. Solo por las tres telas que eligió para que lo acompañasen en su última etapa (San Juan Bautista, La Gioconda y Santa Ana, La Virgen y El Niño) puede decirse que Leonardo poseía uno de los mayores tesoros de sus tiempos.
El 2 de mayo de 1519 murió en Cloux a la edad de 67 años de edad. En su testamento legó a Melzi todos sus manuscritos, bocetos y libros, que el discípulo se encargaría de retornar a Italia.
Francesco Melzi
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